El budismo es una disciplina de carácter religioso que ha tenido una muy larga trayectoria. Su historia se remonta a unos 600 años antes de nuestra era. Esto quiere decir que tiene una vida de más de 2600 años hasta el día de hoy. Simultáneamente, representa una propuesta filosófica muy particular y posee toda una serie de denominaciones y prácticas que nos son ajenas y arduas de comprender y mucho más, de asumir si la miramos desde nuestra óptica occidental.

Si lo miras como una religión, te llama la atención que el budismo no basa sus creencias en la existencia de un dios aunque cuenta en su pensamiento con una buena cantidad de entidades que tienen poderes creadores muy similares a los que se le reconocen al dios de los creyentes. Como cualquier disciplina religiosa (o cuasi religiosa), se apoya en un conjunto de prácticas rituales, creencias de tipo religioso, ejercicios y además, en sus propias tradiciones culturales.

En cuanto al número de sus feligreses o devotos, el budismo es una de las principales actividades espirituales del planeta. Aglutina en su seno a cerca del 7 % de la población del mundo, es decir, alrededor del planeta existen algo más de 500 millones de personas practicantes del budismo. Su origen ha sido históricamente atribuido a Gautama llamado el Buda y su fin es superar el sufrimiento y el llamado ciclo de las reencarnaciones (Samsara).

En realidad (y como es el caso de caso todas las religiones) no existe una única línea, tradiciones o escuela budista aunque todas comparten casi los mismo principios, entre ellos, la práctica de la meditación. Al igual que en todas las religiones del planeta, los contrastes entre las diferentes tendencias budistas residen en la interpretación que cada una de ellas hace de las enseñanzas de Gautama y de los modos de alcanzar el Nirvana o estado ideal de liberación.

La meditación budista

La meditación budista

La palabra meditar o meditación (Bhavana) es la práctica o actividad fundamental dentro del budismo, debería entenderse mejor como una expresión. Y dicho en nuestro lenguaje, meditación representa y significa el cultivo y desarrollo de la mente. Mirada de este modo tiene mucho más sentido y significado. Así como no existe un solo budismo, tampoco existe un solo modo de hacer la meditación budista, las diferencias derivan de la escuela que sigas.

A pesar de esto, también es cierto que coexisten en ellas elementos que son básicos a cada uno de los diferentes modos de llevar a cabo los ejercicios de meditación. ¿Cuáles son esos componentes comunes a las diferentes tradiciones budistas? Si hay algo que es crucial en la meditación budista eso es, por un lado, la búsqueda de la tranquilidad y la quietud de tu mente y por el otro, la apreciación de un conocimiento intuitivo inmediato y continuo.

De estos dos principios, se desprende una disposición muy particular a la filosofía del budismo que es la quieta y serena apreciación de aquellas actividades y procesos ligados a la experiencia; es decir, ver las cosas como son y a esto se le denomina Samādhi. Desde este modo de apreciar u observar las experiencias, se pretende alcanzar su fin último que es la unidad espiritual con el universo.

Esta observación atenta de los procesos de la experiencia o Samādhi, representa un estado de consciencia que tiene la función de ser el fundamento o la base para el conocimiento. Dentro de la práctica de la meditación budista se maneja varios objetos específicos como son la vivencia de la respiración profunda, la percepción del cuerpo físico, la apreciación de las sensaciones de agrado o desagrado y la observación concreta de la mente.

Para muchos budistas, la práctica de la meditación pasa por varias etapas (esquemas) por las que una es más profunda que las anteriores. Cada una de estas fases o etapas significa un grado de concentración cada vez mayor y se entienden como estadios o niveles de atención, tranquilidad y claridad que apuntan hacia la perfección o el nirvana. Son estadios en los que no existe ninguna clase de deseo. En el fondo son sencillamente, estadios de liberación.

Las dos clases de meditación asociadas al budismo

Los budistas suelen llamarlas “cualidades meditativas” y las asumen como cualidades complementarias:

  1.  Meditación calmadora (śamatha) cuya finalidad es alcanzar la concentración y la tranquilidad de tu mente y
  2.  Visión lúcida o clara (vipassanā) cuyo propósito es la creación de una visión crítica y aguda.

Para cualquiera y todas las líneas o escuelas del budismo, la meditación es su práctica más importante, la más conocida y particular. Como ya sabes, la finalidad de la meditación es incrementar la capacidad de comprensión y la sabiduría cualidades trascendentales para superar el sufrimiento.

Técnicas y métodos de meditación budista

Las técnicas de la meditación budista (sea cual sea su tradición particular) han sido adoptadas por tendencias religiosas distintas y hasta opuestas, la única diferencias es que estas últimas usan sus técnicas y métodos dentro del contexto de su propia versión de la religión. Los procedimientos del budismo son entendidos como un proceso muy elaborado en tanto que  práctica contemplativa.

Según sea la línea o escuela del budismo a la que te refieras, será posible que descubras y aprendas técnicas y métodos de meditación distintas. Hay escuelas en las que se puede identificar cerca de 40 modos diferentes de meditar. No obstante, todas tienen como fundamente las anteriores cualidades meditativas. En este caso, la primera se supone que es una preparación para la segunda es decir, śamatha conduce a vipassanā.

Usualmente, la imagen que se tiene de la meditación budista está asociada a Gautama Buda sentado en la posición tradicional (con las piernas cruzadas) en una actitud contemplativa. Pero hay mucho más que se puede decir. En primer lugar, sí es cierto que necesitas de un lugar tranquilo para hacer tus ejercicios de meditación, y si tienes un lugar en la naturaleza, es mucho mejor, esto favorece el progreso de tu trabajo meditativo.

Sin embargo, la meditación en esa posición clásica (la postura del Loto o Padmasana) no excluye la posibilidad de desarrollar la práctica bien sea sentado en una silla, de pie e incluso, tumbado en el piso. Existen muchas esculturas de Buda meditando en estas dos últimas posturas. Lo importante es que te concentres en una observación calmada y cuidadosa de las experiencias de la vida y también de los procesos mentales.

Y estos son los elementos básicos y comunes a todas las diferentes tradiciones budistas. Pero, a partir de estos fundamentos, cada escuela desarrolló sus propias maneras o técnicas para meditar aunque siempre ha habido puntos de encuentro y de atención compartidos entre ellas.

La meditación theravada

La meditación theravada

Enfoca su atención en el estudio y caracterización de los diversos y variados estadios de la meditación. Su apreciación entiende que la práctica se trata de una vía de progreso paulatino mediante el cual, el individuo va mejorando sus capacidades y logros. Se trata de una experiencia muy analítica sistematizadora de la meditación.

La meditación zen

Esta escuela privilegia el trasfondo espontáneo e instintivo del conocimiento. No desarrolla ninguna clase de rituales y pretende encontrar o descubrir una armonía de esencia natural en cada individuo.

Meditación tibetana

Meditación tibetana

Esta tradición ha estado enfocada desde el principio en tratar de implantar modelos mentales que sean el camino para profundizar en el conocimiento y dominio de la realidad. La meditación tibetana se apoya en mecanismos subconscientes de la mente del individuo y emplea para revelarlos numerosos símbolos y rituales vinculados a la magia.

Meditación mahayana

Esta escuela desarrolla su estilo de meditación mediante la pronunciación de mantras que se supone condicionan al practicante para introducirse en una vía de realización personal inmediata. Esta tradición pone mucho interés en el ejercicio de la devoción, el respeto y el agradecimiento como caminos de realización personal.