El Reiki, es un término que, seguro, habrás escuchado alguna vez en la vida. Yo empecé a escucharlo con más frecuencia desde hace unos 3 años y no entendía mucho de qué iba. Aun así, percibía que las personas que lo practican les cambiaba la vida de alguna forma. No podía negar que se les veía más felices y más sanos.
En general, observé cómo “esas personas” que vivían enfermas y eran “un árbol de ansiedad y negatividad”, con el tiempo, ya no se enfermaban y tenían una actitud más indulgente ante los avatares de la vida. Se trataba de cambios completamente objetivos, pero, por su trascendencia, generaban cierta suspicacia en mí. Por lo que decidí investigar un poco más con mis conocidos.
¿Cómo funcionada esto? No estaba del todo seguro, pero sus efectos son bastante interesantes. Confieso que soy una persona de ciencia y no me convence “cualquier cosa”, pero el Reiki es algo que me llamó la atención.
En primera instancia, yo lo relacionaba con alguna religión, pero me di cuenta que no tiene nada que ver ésto ni con alguna otra corriente de este tipo, ortodoxa o fundamentalista.
Entendiendo el Reiki, con mirada escéptica
Hablando con mis amigos y amigas, pude darme cuenta que, para quien no tienen idea de lo que es el Reiki, le es más fácil entenderlo desde sus implicaciones y por el impacto sobre la salud, antes de entender el concepto en sí mismo.
Esto es completamente entendible, ya que son técnicas de crecimiento y mejoramiento integral que involucran el manejo de la energía vital.
Esa parte no “hace clic” tan fácilmente en la mente de un escéptico, pero es real. La energía está dentro de tu cuerpo y fuera él.
El Reiki concibe que la energía vital es motor de tus acciones, pensamientos, preocupaciones, intereses que te hacen ser tú.
Como concepto científico, cada una de las células de todo ser vivo es gobernada por la relación energética de sus partes. Si eres científico, sabrás que la temperatura, el calor, la forma en que se unen las moléculas, la transmisión de impulsos, la energía libre, entalpía, entropía son energías, identificadas y medibles, que condicionan el funcionamiento de tu cuerpo. Por lo que esto no deja de ser ciencia.
La relación psicosomática, el efecto de estrés la producción de hormonas y neurotransmisores, la tensión muscular, la programación neurolingüística también son elementos de diagnóstico para el Reiki.
Su fundamentación nace hace más de 2.500 años. En este sentido, el reprogramar, orientar y hacerse consiente de manejo de esta energía es, en resumen, la premisa fundamental del Reiki en aras de lograr un cambio positivo en el paciente, desde la integración del espíritu, mente y el cuerpo. De allí viene su nombre, que significa “Fuerza espiritual guiada”.
Visitando una sesión de Reiki
Al visitar una sesión, pude ver que no se trata de curar partes del cuerpo o males en específico, sino que se trabaja con la fuente del desequilibrio energético. Parte de la relación entre lo físico, mental o emocional, para buscar un método personalizado de sanación.
A partir de los síntomas del paciente y de la información sobre su estilo de vida y de los hábitos cotidianos, todo para identificar la fuente de la dolencia. Esto aplica para tratar desde dolores de cabeza, depresión o los problemas de concentración hasta terapias para las personas que están recibiendo quimioterapia.
En otras palabras, es una forma de medicina alternativa que procura conectar, depurar y balancear el flujo energético, utilizando diferentes posiciones de las manos y símbolos.
Evidentemente, hay mucha espiritualidad, pero no se trata de algo mitológico. Y, mucho menos, podría decirse que se trate de una religión. Se parte de las siguientes premisas:
- El cuerpo tiene 7 chacras, que son los hitos energéticos. Cada uno de ellos está relacionado con partes específicas de tu cuerpo y/o aspectos emocionales o mentales.
- En la camilla, el maestro de Reiki pasa las manos por encima del cuerpo para detectar bloqueos en el flujo energético. Con el cambio de posiciones de manos se logra restablecer el equilibrio.
- Depende de la voluntad y el nivel de concentración del paciente para impulsar la auto-sanación.
- Así como una enfermedad se llevó un tiempo para generar su impacto, seguramente, tardará un tiempo en reversar el efecto y llegar al origen. El autoconocimiento, la disciplina, disposición y la perseverancia son claves importantes en este sentido.
- En todo caso, el Reiki te llevará a un estado de relajación profunda que favorecerá el sistema inmunológico.
- El Reiskista trabaja con la energía del paciente, reconociendo su cualidad y diversidad. Es decir, el paciente es libre de elegir en que creer, adorar, respetar o ser agnóstico. En todo caso se partirá de 5 premisas:
👉 Solo por hoy, no te enojes
👉 Solo por hoy, ten compasión de ti mismo/a y de los demás,
👉 Solo por hoy, sé honesto/a en tu trabajo
👉 Solo por hoy, sé humilde y Solo por hoy no te preocupes
En conclusión, es una experiencia que vale la pena asumir para generar un cambio en nuestras vidas. Hay muchos profesionales que te pueden guiar y ayudar en este sentido, Sentimiento Zen o Despertarmental hay información muy interesante para hacer Reiki en casa.